jueves, 6 de marzo de 2008

jóvenes comprometidos



El verano siempre nos trae alegrías y renovación. A nosotros nos ocurre especialmente a través de la juventud de nuestra iglesia. Estos chicos están estudiando en diferentes ciudades, por lo que no los vemos durante el año, exceptuando los feriados y las vacaciones, tiempo en el que se 'pegan una vuelta' por su casa. Así que, estos días fueron muy provechosos al estar con ellos, en todo sentido. Cuando llegaron en diciembre les dije que me animaba mucho verlos con ganas de hacer tantas cosas para el Señor. Ellos se dispusieron para trabajar en la iglesia y fuera de ella, invitando amigos, entregando folletos, haciendo reuniones de jóvenes y compartiendo en sus propios hogares, varios de ellos con familiares que aún no conocen a Cristo. Pero siempre llega el momento de despedirse otra vez. Fue así que el domingo, en una reunión muy emotiva les despedimos. Lo que nos llena de satisfacción, es ver el nivel de compromiso al que han llegado. Todos se están congregando en las ciudades en que estudian. Además son un aporte allí en las iglesias en que han llegado. Durante su tiempo aquí, repartieron folletos, invitaron amigos, cooperaron en las reuniones con las clases de niños, en los cultos y participaron activamente de la comunión y de las reuniones... ¡cuánto los vamos a extrañar! pero estamos contentos por ellos, por lo que Dios está haciendo en sus vidas, por las carreras que están estudiando y sobre todo porque aman al Señor. Veo claramente en sus corazones el deseo que tienen de ser útiles. Sé que en los planes de Dios hay mucho para ellos y lo irán descubriendo paso a paso. Los hubieran visto cuando llegaron algunos por primera vez a una película que pasamos en una reunión. A otros los vimos crecer desde muy niños, en fin, sencillamente nos sentimos privilegiados por tener a estos muchachos. Ustedes saben que aquí no es fácil llegar a las personas. No está llegando gente a montones, pero a través de estos chicos hay tres más por los cuales ruego encarecidamente sus oraciones -Sonia, Silvita y Gonzalo- tres chicos nuevos que participaron y en los cuales quedó sembrada la semilla del evangelio.

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